Las formas de comunicarse han vivido una revolución en los últimos años. Internet ha abierto las puertas a un nuevo mundo en el que la retroalimentación entre emisores y receptores de los mensajes, unida a la multicanalidad, marca la pauta y permite que todos los agentes que forman parte del canal se aproximen los unos a los otros. Deportistas de élite, artistas, intelectuales o distintas figuras famosas pueden interactuar con sus seguidores, pulsar sus opiniones e informarles de aquello que consideran interesante. Y, de la misma forma, empresas o instituciones pueden aprovechar esas ventajas para presentarse al mundo, crear una imagen de sí mismos y conectar con las personas que se interesen por ellos. Unas posibilidades que se incrementan todavía más en el caso del marketing político en redes sociales.
El marketing político en redes sociales se ha convertido prácticamente en una parte indispensable de cualquier cargo electo, institución o campaña de hoy en día. Esa comunicación abre una vía directa entre la ciudadanía y quien se encarga de la gestión pública: se comparte información, imágenes, proyectos e impresiones, pero de una manera especializada y adaptada al nicho que se ocupa, con muchos matices.
Por supuesto, no es lo mismo gestionar los perfiles en redes sociales del ayuntamiento de una pequeña localidad, un presidente autonómico, un ministerio o un organismo público benéfico. Aun así, tienen ciertos puntos en común a los que todos deben acudir para lograr llevar a cabo una comunicación eficiente, útil para la ciudadanía.
Hay que diferenciar, a la hora de elaborar una estrategia de marketing político en redes sociales, distintos elementos que definirán nuestro enfoque y vocabulario.
- ¿Quién es el emisor? No podemos hablar igual si gestionamos el perfil de una institución que si lo hacemos con el de un cargo, si la dimensión potencial de seguidores es todo un país, una comunidad autónoma, una ciudad o un pequeño municipio.
- ¿En qué momento nos encontramos? Los perfiles institucionales quedan al margen del juego político, pero para gestionar el perfil de un cargo electo no se puede obviar el partido del que forma parte y, por supuesto, la proximidad de periodos electorales y todo lo que ello supone.
- ¿A qué segmento de población nos dirigimos? Es habitual que el marketing político en redes sociales se utilice para aproximar a cargos públicos e instituciones a los jóvenes, pero hay que buscar comunicar de forma transversal para integrar en un mismo mensaje a todo el público objetivo.
- ¿Qué queremos transmitir? Antes de pensar cómo comunicar debemos pensar qué queremos comunicar: si vamos a basarnos en la mera transparencia, si buscamos ofrecer un perfil más técnico o si el fin es más electoralista, tanto el enfoque como el registro deberán adaptarse a los objetivos.
- ¿Cuál es el mejor canal para hacerlo? Plataformas como Twitter, Instagram, Facebook o YouTube ofrecen unos formatos y posibilidades completamente distintos unos de otros. Es importante identificar qué nos conviene más, con qué tipo de material trabajaremos más a menudo y cómo queremos presentarlo para saber a qué herramienta nos conviene destinar más recursos. El medio también es el mensaje.
Pilares del marketing político en redes sociales
Independientemente de la tipología de perfil que vayamos a gestionar, y más allá de los planteamientos ya explicados como análisis de situación y punto de partida, el marketing político en redes sociales es un mundo lleno de aristas, con un ritmo de trabajo e interacción elevadísimo y, en ocasiones, con tantas cosas que ganar como cosas que perder.
Prácticamente cualquier cargo o institución en España tiene tantos acólitos como detractores. Gestionar la comunicación de un ente público o un trabajador del estado implica saber navegar entre la animadversión de sus contrarios y la adulación de sus partidarios, lo que a nivel comunicativo se traduce, básicamente, en una situación casi permanente de gabinete de crisis y reputación.
Por ello, en nuestra labor como responsables de la comunicación de alguna entidad pública o persona que ocupe un cargo electo, debemos aplicar de forma innegociable los siguientes principios.
- Transparencia. Es la base de todo. Si queremos que un ente o persona pública tengan una fachada digital es, precisamente, para ser transparentes y ofrecer confianza. Es importante no perderlo de vista para, ante posibles crisis de reputación, ofrecer una doble dosis de transparencia como solución.
- Cercanía. Dedicarse a contestar a todos los usuarios que citen o respondan mensajes supondría un trabajo a jornada completa solo para esta función, por lo que no es factible, en determinados perfiles, responder a todo y entrar en debates estériles. Sin embargo, dedicar unos minutos al día y dejar la sensación de bidireccionalidad es positivo para cualquier cargo.
- Información y recursos. Datos, imágenes, noticias… Una cuenta asociada al sector público debe tener siempre presente su vocación de servicio. Los seguidores tienen que recibir su parte de información de primera mano.
- Atención a los medios de comunicación. Fenómenos como el clickbait llevan a muchas cabeceras a elevar a la categoría de noticia una mera publicación en redes sociales. Para evitar la desinformación, nuestros canales de comunicación deben ser la fuente de la que todo beba: si conseguimos ser el referente informativo de la entidad o cargo a la que representemos, esa labor de gabinete de prensa se trasladará hasta los distintos timelines para partir de un punto diferente.
- Humaniza. Quizá para una cuenta institucional sea complicado mostrarse desde un prisma humano, pero las cuentas de cargos electos deben tratar de aproximarse a su público por el camino de las emociones, y no limitarse a ejercer como un tablón de anuncios publicitarios de nuestra actividad.
Como agencia de comunicación en Alicante, el equipo de ComunicAlicante cuenta con profesionales con amplia experiencia en el marketing político y la comunicación política.