El mercado comienza a estar saturado también en internet. Recurrir a una agencia de comunicación para empresas, negocios o pymes es una práctica muy socorrida para garantizar la presencia e imagen de marca de las compañías en la red, pero la competencia y la aplicación de nuevas técnicas por parte de quienes mejor las conocen ha hecho que la mera presencia no valga para garantizar el éxito. En este contexto, las estrategias de inbound marketing están volviendo a nutrirse de aquello que hacía triunfar a pequeñas tiendas de barrio no hace tantos años: el trato cercano y personal. El consumer-first marketing es la forma de cuidar a los usuarios aun cuando empresa y cliente están separados por una pantalla.
La estrategia se basa principalmente en la empatía. Ponerse en el lugar del usuario, pensar qué le resulta más cómodo, cuidar sus intereses y no resultar excesivamente invasivos pero tampoco demasiado fríos: un fino matiz que implica que el potencial cliente sienta que sus preferencias se comprenden, que la empresa trabaja para satisfacerlas pero que no va a invadir su espacio vital para conseguir sacarle el dinero de los bolsillos.
Aunque hay muchas formas de cuidar a los clientes, el consumer-first marketing se basa en un axioma fundamental del que parte toda su estrategia: no se trata de conseguir una venta, sino la fidelidad de una persona. Una táctica excesivamente agresiva puede resultar exitosa a corto plazo, pero sostenida en el tiempo termina por desgastar la imagen del anunciante y cansar a los usuarios, que asociarían la marca a la pesadez que les supone recibir constantemente sus mensajes y promociones.
Una de las mejores formas de que el cliente se sienta cuidado es también una de las más evidentes: darle un precio justo. Si el usuario siente que aquello por lo que paga tiene un coste ajustado a su calidad, con el que ambas partes pueden salir satisfechas, verá con buenos ojos a la empresa. Eso puede aportar un feedback importante: en este proceso de retroalimentación comunicativa, la empresa puede premiar a sus clientes más fieles, lo que a la vez creará un arraigo todavía mayor, y también resolver de primera mano las consultas de aquellos todavía dubitativos.
Pero, ante todo, el consumer-first marketing está muy enfocado a los dispositivos móviles. El mobile marketing es uno de los más exigidos a ajustarse a las técnicas de consumer-first: implica meterse en el bolsillo de los clientes, ser lo primero que ven nada más se despiertan y prácticamente lo último que miran antes de acostarse. Un anunciante con mano izquierda, visión a largo plazo y técnicas cross-device puede convertirse en un fiel acompañante para aquellos que se sientan cuidados e identificados con la compañía. En definitiva, y como en los negocios más tradicionales, el que mejor cuida a sus clientes es el que más éxito tiene. Y ganan las dos partes.