Internet tiene un nuevo tema de conversación de moda: la Inteligencia Artificial y, más concretamente, ChatGPT. Esta nueva plataforma de IA está demostrando un nivel de potencia hasta ahora desconocido y que proyecta unas posibilidades que no podíamos ni imaginar hasta hace apenas unas semanas. El nivel de profundidad, matices, conocimientos y detalle de lo que es capaz de generar está siendo de tal magnitud que hasta se ha probado que ChatGPT puede aprobar exámenes de Derecho o Medicina. Por esa regla de tres, si combinamos ChatGPT y SEO el resultado debería ser espectacular, pero… ¿Y si no es oro todo lo que reluce?
Aunque ChatGPT sea un boom relativamente reciente, el uso de generadores automáticos de contenido no es nuevo en el SEO. Muchas plataformas, con mayor o menor nivel de fama y aceptación, se han utilizado durante los últimos años para dar un empujón a la creatividad e inspiración de profesionales de la generación de contenido digital. Hasta el momento, muchas de estas plataformas servían poco más que para pescar algunas ideas sueltas, pero la capacidad y elocuencia de los contenidos que puede generar ChatGPT cambian completamente el panorama.
La inteligencia artificial de ChatGPT ha probado que es capaz de generar contenidos en formato largo, con sentido, con calidad y con buen nivel. A priori parece una bendición para cualquier profesional del SEO: una fuente inagotable de contenido de calidad a la que pedir palabras y volumen. Pero, como casi siempre, no es oro todo lo que reluce.
¿Penaliza ChatGPT al SEO?
El motivo es evidente: aunque Google es un firme creyente en la inteligencia artificial, y sus resultados la promueven, el contenido generado por IA es severamente penalizado en su posicionamiento. Es decir, que el contenido original y de creación humana va a seguir siendo absolutamente necesario si quieres que tu empresa tenga una posición privilegiada en los resultados de las búsquedas de Google.
De hecho, ya hay muchos experimentos que demuestran que es así. Como en cualquier trampa, los primeros días funciona, pero en cuanto se descubre el pastel, todo se viene abajo. Alimentar una web a base de contenidos generados con ChatGPT tendrá un efecto previsible: unos días -incluso semanas- de atracción de tráfico a buen ritmo y, a partir del momento en el que Google se da cuenta de que el contenido está generado por IA, un desplome brusco que reducirá el tráfico prácticamente a cero.
Es el cuento de siempre: lo barato sale caro y los atajos no siempre son el mejor camino. El SEO, desde su nacimiento, es una carrera de fondo. Y a Google no le gustan este tipo de artimañas. El contenido generado por IA es fácilmente detectable y una página aparentemente buena puede volverse invisible de la noche a la mañana si se arriesga a no hacer bien la cosas.
Entonces… ¿Qué?
¿Significa todo esto que no pueda utilizarse ChatGPT en SEO? Claro que no: como en todo, hay matices. Una cosa es que lanzar una web con contenido generado por IA sea un suicidio (y lo es), y otra es que no puedan utilizarse los avances técnicos en nuestro favor.
El veneno está en la dosis. Publicar contenido generado por IA: venenoso. Utilizar la IA para documentarse, generar nuevas ideas, inspirarse y planificar: una bendición. Saber sacarle partido a una herramienta como ChatGPT, sin por ello caer en malas prácticas que puedan penalizar, puede ser una gran baza de profesionales del SEO.
Por el momento, conviene optar por la prudencia antes que intentar ir demasiado lejos, pasarse de frenada y que equivocarnos de salida en una rotonda tire a la basura un trabajo de posicionamiento de años. La clave: usar ChatGPT como inspiración y complemento a una estrategia bien elaborada y sostenida por los pilares de un marketing de contenidos de calidad… Elaborado por humanos expertos en ello.