El País y Amazon, dos marcas gigantes, ya no caminan en paralelo. El diario del grupo Prisa y la compañía tecnológica norteamericana firmaron durante la pasada primavera un acuerdo que admite muchas interpretaciones diferentes: los usuarios de Prime Now, el servicio de Amazon que realiza envíos en dos horas, podrán disfrutar del mismo también para comprar y recibir la prensa escrita. Pero esta alianza deja en el aire muchas preguntas: ¿En qué lugar quedan los quiosqueros? ¿Podrá esta comodidad mitigar la enfermedad aparentemente terminal de los periódicos en formato papel?
Inicialmente, la unión entre El País y Amazon solo puede disfrutarse en el área metropolitana de Madrid y Barcelona. Además, pocas semanas después del anuncio de este acuerdo, otras cabeceras del grupo Prisa como As (diario deportivo) y Cinco Días (medio económico) también podrían distribuirse a través de Prime Now. A modo de prueba, y para dar a conocer el servicio entre quienes utilizan habitualmente el reparto exprés de Amazon, el gigante de internet lanzó una promoción inaugural: todos los pedidos realizados dentro del área de influencia con Prime Now recibieron de manera gratuita el periódico durante las primeras semanas.
Un reciente estudio de IPG Mediabrands estima en un 6% la caída de la publicidad en medios impresos en España para el año 2017. Es, además, la única nota negativa dentro de un mercado publicitario alcista, con inversiones en aumento en todos los demás soportes y formatos. Eso, unido a un EGM que el pasado mes de diciembre cifraba en un 16% la pérdida de lectores de El País en papel en tan solo un año, crea un caldo de cultivo sobradamente conocido por los profesionales del sector: números rojos, oleadas infinitas de despidos y una precarización de recursos y plantillas que repercute, como una pescadilla que se muerde la cola, en un producto con niveles de calidad cada vez más bajos.
Más de un 30% de los españoles, según el barómetro del CIS del pasado septiembre, afirma no leer nunca o casi nunca un periódico. Ventas decrecientes, influencia cayendo en picado, confianza del lector en mínimos históricos y un panorama mediático digital en auge: ahora o nunca para los medios tradicionales.
Cada tren que se escapa sin que una cabecera clásica se suba en dirección a algo desconocido y novedoso es una oportunidad perdida quizá no para salvar un modelo de negocio con fecha de caducidad, pero sí para reinventarse y abarcar un terreno inexplorado hasta la fecha, atrayendo a un nuevo público y abriendo así la puerta a la entrada a lo único que puede salvar las empresas periodísticas tradicionales: nuevas vías de ingresos.
El País y Amazon: un matrimonio con objetores
Tras el “sí quiero” entre El País y Amazon, alguien no quiso callar para siempre: los quiosqueros. Un gremio que ha vivido históricamente al amparo de las ventas de prensa y revistas, al que la crisis del periodismo ha afectado de forma directa y que ve en esta nueva alianza otra pala cavando en su hoyo.
La perspectiva de conseguir un aumento de ventas en periódicos por el hecho de que la gente pueda recibirlo en su casa en apenas un rato es una hipótesis. La certeza que se esconde tras esa conjetura es la de un quiosquero que vende un periódico menos. De hecho, distintas asociaciones de vendedores de prensa amenazan con esconder la cabecera de Prisa en sus establecimientos si el acuerdo continúa vigente. Un conato de boicot sectorial orquestado ante lo que consideran un agravio tras toda una vida de negocios de la mano.
Unas cuantas infructuosas reuniones después, las negociaciones entre El País y los quiosqueros siguen en punto muerto: el periódico no consigue convencer a los tradicionales distribuidores de prensa de que su acuerdo con Amazon no afectará a los quioscos; los vendedores, aunque niegan que vayan a restringir la libertad de los compradores de elegir el periódico que quieran, no están contentos con la alianza.
Jaque a una tercera parte de las ventas
Más de una cuarta parte de los 192.000 ejemplares que El País vende diariamente en España según la OJD se distribuye en Madrid. Una cifra que, si bien es menos de la mitad de la que se registraba hace una década (435.000), todavía supone un volumen superior al de muchos periódicos en los años buenos del periodismo.
La distribución en la capital, sumada a la que tiene lugar en Barcelona (la otra ciudad en la que el servicio de El País y Amazon funciona), supone una tercera parte de todos los periódicos que la cabecera líder de Prisa vende en toda España. Es decir, un posible encontronazo irresoluble entre medios y quiosqueros no interesa a ninguna de las partes. Mientras tanto, un buen número de lectores podrá leer el periódico en papel sin tener que salir de casa para ir a buscarlo. Ya sea para salvar al periodismo o para hundir a los quioscos.
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