La gestión de redes sociales podría tener un cambio importante próximamente. La red social de microblogging por excelencia, Twitter, tiene entre manos una decisión que puede cambiar la forma de lanzar mensajes en su aplicación, y por la que los ilustres usuarios de sus servicios terminan muchas veces en medios de comunicación. Twitter, tal y como reconoció su CEO Jack Dorsey, baraja la opción de permitir editar los tweets una vez publicados, tal como ya deja hacerlo Facebook con las actualizaciones de estado.
Esta opción, aunque posiblemente incluyese un historial de modificaciones que delatase al lenguaraz usuario (igual que ya existe en la red social de Mark Zuckerberg), podría hacer que más de una persona se retractase de lo dicho después de lanzar su mensaje. Hoy en día, raro es que un tuits de algún famoso no se convierta en una noticia en los portales digitales de algunos de los medios de comunicación más leídos en España. Unas palabras poco apropiadas se convierten casi automáticamente en la percha para que periodistas difundan un tweet que, a estas alturas de la historia, ya es una declaración oficial.
Los 140 caracteres dan para mucho. Pero poder editarlos una vez publicados puede modificar las normas no escritas de comportamiento de la red social. Puede servir para fines positivos, como corregir deslices ortográficos, matizar informaciones inexactas o evitar confusiones innecesarias. Periodistas y medios de comunicación que tuitean en vivo desde eventos podrían editar sus mensajes para actualizar sus informaciones sin incurrir en errores, pero también podría emplearse la herramienta con fines menos académicos. De la misma forma, una agencia de comunicación podría subsanar inconcreciones o erratas a la hora de gestionar redes sociales de empresas y negocios.
Poder editar los tweets puede servir para objetivos poco correctos, como alterar un mensaje voluntariamente (con el añadido de que ya podría haber sido difundido mediante retweets). Si bien es cierto que un historial de edición podría evitar esa confusión, quizá no todo el mundo perdería el tiempo en consultarlo, y siempre prevalecería la versión más reciente. Aun así, los famosos de largos pulgares no deben confiarse ante esta posibilidad: cuando metan la pata, por rápidos que sean editando sus tweets, siempre habrá algún seguidor más ágil que habrá hecho captura del original.