El boom de la comunicación, las redes sociales y el marketing en internet tiene un competidor en intensidad e interés de las empresas a estas alturas del siglo XXI: la responsabilidad social corporativa. Comunicación y RSC se complementan de forma que las compañías, cada vez más, abogan por devolver a la sociedad y su entorno parte de lo que reciben de ella, con proyectos solidarios y de inclusión que ayuden a los más desfavorecidos. Esa RSC ha llevado a la zapatera ilicitana Pikolinos, una de las empresas más potentes de la provincia de Alicante, a adentrarse en las profundidades de África para sembrar la semilla del progreso en la comunidad maasai.
Los maasai o masái son un pueblo de más de 800.000 personas, con su propia lengua y religión, que viven entre Kenia y Tanzania. Ahora, además de disfrutar del entorno natural que siempre les ha acompañado, algunas de las mujeres de esta cultura son las encargadas de crear su propia colección para Pikolinos. Sandalias y complementos que recogen artesanalmente un pequeño pedazo del alma de su comunidad, cuyas manos fabrican cada pieza sin dejar de lado sus costumbres ni interferir en su tierra y medio salvaje.
Este año la empresa alicantina distribuye su séptima colección maasai. Siete años de historias, de trabajo manual y de inclusión de una comunidad ancestral que ha asumido como suyos procesos de trabajo y tecnologías de vanguardia. Las pieles se envían desde España a África y es allí donde las mujeres maasai trabajan con ellas y confeccionan el producto final, sin renunciar a la calidad Pikolinos y sin perder ni un ápice de su singularidad tribal.
Los maasai son un pueblo dado a las celebraciones. Los productos son coloridos, étnicos y elocuentes: cada puntada recoge la unión de dos mundos que eran paralelos hasta que el calzado los unió, así como la ilusión de una comunidad de mujeres artesanas que transmite su sabiduría a través de las manos.
La comunicación ha sido un pilar fundamental en el proyecto. Los viajes constantes de los integrantes tanto del equipo español como del africano en una y otra dirección han permitido pulir unos procesos y una forma de trabajar que va más allá de la responsabilidad social corporativa para alcanzar el terreno de la cultura, la naturaleza y la integración de un estilo de vida lleno de armonía con el entorno y color.