Internet empieza a romper una de las máximas que impuso desde su democratización a principios del siglo XXI: el todo gratis. Conforme pasan los años y las profesiones web-based dejan de ser algo exótico e innovador para ser, sencillamente, empleos, va cambiando también el paradigma. Internet ya no es solo entretenimiento, y quienes lo llenan de contenido ya no son solo internautas con tiempo libre. Internet es una industria y, como en cualquier sector, trabajan profesionales. Ya no es todo gratis. No puede serlo. Las newsletters de pago, los muros de periódicos para suscriptores o el streaming premium no son más que distintas caras de un mismo dado: el de internet, al fin, pagando a quienes viven -y trabajan- en la red.
Vivir de internet no es futurista, ni es para unos pocos privilegiados, ni es algo inestable. En el año 2020, es una forma como otra cualquiera de ganarse la vida. Las redes sociales, la publicidad, los e-commerce, el SEM y las suscripciones hacen que, además de información y contenidos, entre los servidores de internet viaje una cosa por encima de todas las demás: el dinero. Y alguien tiene que recibirlo.
Además, hay muchas formas de hacerlo. Internet ya no es una cueva oscura llena de frikis que se mandan tonterías entre ellos: es una plataforma global en la que compartir información, aprendizaje y, en definitiva, distintas maneras de aportar valor añadido, hacernos la vida más cómoda y comunicarnos con el resto del planeta. Y para cada una de esas infinitas funciones hay un tipo de portal web y un tipo de especialista profesional.
¿Pagar por recibir una newsletter?
Las newsletters de pago son uno de los últimos ejemplos. Entre millones de newsletters que no aportan nada, que eliminamos sin siquiera abrir y de las que nos cansamos y desuscribimos cada cierto tiempo, que sirven para vender productos agresivamente o para contar actualizaciones que a nadie interesan… Entre todo eso, hay gente que paga por recibir newsletters. Y otras personas que viven de lo que los suscriptores a sus newsletters premium abonan.
Para tener éxito con una newsletter de pago hace falta lo mismo que para monetizar vídeos en YouTube, conseguir sponsors para tu blog o suscriptores premium para tu periódico digital: repercusión y público. Y eso solo se consigue atrayendo atención, dando un contenido valioso y conectando con la comunidad.
Si queremos conseguir que alguien pague por lo que ofrecemos, debemos dar cosas que no puedan encontrarse gratis en otros lugares. Tan sencillo y tan complicado al mismo tiempo.
Consejos para triunfar con tu newsletter de pago
Las newsletter de pago que sobreviven en el tiempo son los animales mitológicos de internet. Pero, si tenemos claro que queremos y podemos hacerlo, ¿por qué renunciar? YouTube ha lanzado su suscripción después de años de gratuidad, los periódicos tradicionales ya arañan una cuota a sus lectores más fieles e incluso algunos medios nativos digitales han lanzado sus versiones premium con contenido exclusivo. Todo depende de cuánto estemos dispuestos a perder por otro lado.
Para convertir tu newsletter de pago en una -rentable- realidad, nada como una guía. Aquí algunos consejos básicos:
- No falles. Nunca. Si tu newsletter antigua salía habitualmente los miércoles (por ejemplo), sé humilde: nadie va a echarla de menos si sale el jueves o una semana, por acumulación de trabajo, no puedes enviarla. Si quien tiene que recibirla está pagando por ello, no puedes permitirte el lujo de posponerla. Cada suscripción es un contrato irrompible y un compromiso inaplazable.
- Aporta valor. Ya está dicho. Lo has oído mil veces. Tantas, que ya no tiene sentido. Pero, si no aportas valor, nadie pagará por tu contenido. Internet es demasiado grande y tiene demasiada información y demasiado contenido gratis como para que alguien te pague a ti por algo que no aporta nada diferente.
- Da algo a cambio. Si has llegado hasta el punto de tener una newsletter de pago, y realmente hay una comunidad de gente detrás, seguramente tengas más poder del que piensas. ¡Aprovéchalo! Seguro que hay marcas que te contactan o empresas que te esponsorizan: haz que tus suscriptores se beneficien de ello. Regalos, descuentos, sorteos… You name it.
- Varía. No te estanques. Una newsletter de pago es genial, pero seguro que quien paga agradece recibir otras cosas: un vídeo, un grupo en Telegram, una comunidad privada en Facebook… Hay mil maneras de hacerlo. ¿Por qué no preguntar a tu público? Haz una encuesta, analiza el feedback y toma decisiones.
Tener una newsletter premium es una de tantas formas de vivir de tu contenido. También los youtubers, bloggers y streamers monetizan, los redactores cobran por ello y las redes están llenas de gente que vive de ellas. Lo importante es descubrir en qué puedes aportar un valor añadido, encontrar tu estilo y, lo más complicado, congregar a una comunidad que te siga fielmente y esté incluso dispuesta a pagar por ti.