Ya llegando al final del año 2019, la vida útil de las redes sociales empieza a tener una trayectoria que permite valorar su dimensión global. Pasaron de ser vistas como el futuro para las empresas a considerarse un gran activo y, ahora ya también, un reto y una incógnita de cara al futuro. Pero si esta -al menos- década de presencia corporativa en internet ha dejado algo claro es que hay que prestarle atención y destinarle recursos, ya que el retorno puede ser muy valioso. Por eso, contar con un libro de estilo de redes sociales es prácticamente una necesidad hoy en día.
Las grandes cabeceras de prensa cuentan con libros de estilo propios. Gruesos manuales en los que se recoge detalladamente cómo enfocar distintas informaciones, de qué manera presentarlas, cómo escribir ciertas palabras o topónimos, qué temas deben o no cubrirse… Guías de referencia para que cualquier persona que trabaje ahí sepa a qué adherirse y cómo llevar a cabo su trabajo cumpliendo con las directrices de la empresa. Ahora, las redes sociales han llegado ahí.
Para cualquier empresa que disponga de perfiles corporativos en diferentes plataformas, contar con un libro de estilo de redes sociales es absolutamente necesario. Un manual en el que se recoja, al igual que hacen los grandes medios de comunicación pero adaptado a la realidad de internet, cómo abordar la gestión de los perfiles.
Supone un activo para la empresa que trasciende a la figura de quien se responsabilice de las redes sociales en primera persona: ante cualquier cambio de equipo o plantilla, si una nueva persona se incorpora al equipo de Social Media o hay que formar a alguien de otro departamento para que tome las riendas, un libro de estilo en redes sociales es una biblia.
Para elaborarlo de forma que pueda resultar realmente útil, hay que conjugar en un mismo documento marco un sinfín de patas para una misma mesa: debe tenerse en cuenta la identidad corporativa, el branding, los protocolos de atención al cliente offline y muchos más elementos que, en definitiva, deben responder preguntas que ayuden al día a día del equipo encargado de gestionar las redes sociales.
¿Qué debe incluir un libro de estilo de redes sociales?
Ante todo, debe ser útil. Un libro de estilo de redes sociales es un documento de referencia y ayuda a nivel interno, para que cualquier trabajador que deba -puntual o permanentemente- hacerse cargo de cualquier perfil de la empresa en internet sepa cómo hacerlo. Estas son algunas de las preguntas que debe responder.
- ¿Cómo interactuamos con nuestros seguidores? El carácter de la empresa se mide en buena medida por cómo interactúa con sus clientes y seguidores. Puede ser un tono formal, uno más cercano, puede darse pie a las bromas o definir los procesos a seguir, pero sea cual sea la respuesta debe quedar reflejada en el libro. La interacción con usuarios es una de las máximas de contar con perfiles digitales.
- ¿Qué emojis utilizamos? Obviar los emojis sería prácticamente una temeridad. Cada empresa debe identificar cuáles van mejor con el mensaje que quiere trasladar, cómo introducirlos en sus publicaciones y hacer de ellos un activo más de su branding. Alimentación, sostenibilidad, deporte… Hay emojis para prácticamente todo, y renunciar a su uso sería estar en internet sin hablar su idioma propio.
- ¿Qué perfil estamos usando? Hay empresas que moldean su mensaje en función de dónde van a publicarlo. Aunque muchas optan por la homogeneización, para dar una imagen unificada, otras buscan pequeños matices y adaptaciones según dónde emitan su mensaje. Y, para empresas con muchos seguidores, puede ser una buena estrategia. Instagram y Twitter tienen públicos y tonos muy distintos, al igual que LinkedIn, TikTok, Facebook o YouTube hablan con su propio vocabulario y su propio público. Adaptación.
- ¿Qué tipo de mensaje enviamos? Muchos perfiles tratan de identificar a qué temática hace referencia una publicación mediante una distinción clara, con textos o emojis. Periódicos que publican términos como “última hora” o “economía”, empresas que distinguen entre “actualidad” o “promoción”… Es una buena manera de ayudar a que los usuarios puedan distinguir qué les interesa más y, por supuesto, de que la empresa determine en sus estadísticas las publicaciones con mejor rendimiento.
- Información general de la empresa. Quiénes somos, qué hacemos, para quién lo hacemos, cómo lo hacemos, carácter, valores, identidad… Pueden parecer obviedades, pero si se trata de formar a nuevos miembros del equipo, toda información es poca.