Vídeos corporativos

Vídeos corporativosSi una imagen vale más que mil palabras, un vídeo de dos minutos puede contener tanta información como incontables textos. A la hora de presentarnos al mundo, puede ser muy aventurado pensar que con una página web bastará: por atractiva que sea, el grueso de usuarios pasará de puntillas por ella, y difícilmente leerá toda la información que contiene. Los vídeos corporativos son, sin duda, una de las mejores cartas de presentación posibles: una manera dinámica, rápida y directa de presentarnos al mundo.

El vídeo es un formato versátil. Cualquier red social lo admite, es perfecto para coronar nuestra página web e incluso podemos hacerlo circular por WhatsApp si es necesario. No importa que estemos en el ordenador o en el móvil, en la tablet o en un televisor inteligente. Cualquier soporte es bueno para darnos a conocer, mandar nuestro mensaje y presentarnos al mundo. Pero, antes de lanzarnos a ello, debemos tener en cuenta ciertas cuestiones.

Elige tu estilo

Hay tantos vídeos como personas. Antes de comenzar la producción, incluso antes de la elaboración del guion, habrá que tomar esta decisión: ¿Queremos a miembros de nuestro equipo hablando a la cámara? ¿Una voz en off con imágenes de la empresa? ¿Una animación tipo Scribe? ¿Imágenes de recurso con explicaciones en texto? Del formato que escojamos derivará el estilo de mensaje que traslademos.

Ten claro tu mensaje

El estilo visual es una cosa, pero el mensaje es otra. Y, probablemente, la más importante. El mensaje es mucho más que las palabras que se digan en el vídeo. Es el poso que dejen, el trasfondo que transmitamos y la imagen y valores que proyectemos. Debemos saber si queremos dar un mensaje de sobriedad y profesionalidad, si queremos marcar un tono más informal y desenfadado, si queremos presentarnos de una manera cómica o de qué forma conectar con quienes fijemos como nuestro público objetivo.

Condensa la información

Si optamos por el camino de los vídeos corporativos es, precisamente, para que los usuarios tengan una visión ágil de quiénes somos sin necesidad de robarles mucho tiempo. Por eso, no podemos aspirar a que vayan a ver vídeos largos. Además, a mayor duración, más difícil será evitar que el mensaje se diluya y la atención de quien lo vea se mantenga a un nivel elevado. Un minuto y medio debería ser más que suficiente para presentarnos. Más de dos minutos, probablemente un error.

No seas chapuzas

Sí, hoy en día los móviles tienen unas cámaras buenísimas. 4K, 60fps. O la cámara de nuestro sobrino, el amante de la fotografía, tiene un modo vídeo que va genial. Por no hablar de las apps de edición, que lo hacen todo súper sencillo. Pero, rotundamente, no. La democratización de la tecnología ha hecho pensar a muchos usuarios de a pie que pueden equipararse con profesionales especializados como diseñadores, fotógrafos, programadores y, por supuesto, videógrafos también. Si hacemos un vídeo es porque queremos dar una buena imagen. Si queremos dar una buena imagen, un vídeo casero y poco profesional es la peor idea posible. Recurre a profesionales.

Adapta tu vocabulario

Trabajas en tu campo cada día. Cada semana y cada mes. Desde hace años. Dominas al dedillo cada concepto con el que trabajas, cada servicio que ofreces y cada producto que comercializas.  Pero eso no significa que quien se encuentra al otro lado de la pantalla comparta tu sabiduría. Para que nuestro vídeo sea efectivo, el vocabulario con el que comuniquemos a través de él debe adaptarse al público potencial. Es especialmente importante, sobre todo en vídeos corporativos de empresas muy técnicas y especializadas, trasladar el mensaje con un vocabulario aterrizado que puedan entender personas que no dominen el campo de actuación. Cuestión de empatía.

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